MERCURIO
En todos los tiempos Mercurio ha simbolizado la inteligencia. Como tal expresa la ley del movimiento, la búsqueda de información, el afán de comunicación con las cosas mediante el conocimiento de ellas, la clasificación y ordenamiento de los detalles que ofrece la naturaleza y el darles existencia definida a esos detalles mediante el hombre. Expresa la ley del Verbo. En este sentido Mercurio siempre ha sido asociado al Mensajero de los Dioses y los hombres, al que permite la comunicación del mundo transcendente, al que otorga el entendimiento y los conocimientos numerosos para poder aspirar a niveles superiores de existencia.
Representa la revelación de una condición que diferencia completamente al hombre de las demás especias que pueblan el planeta. Mercurio esta para revelarle al hombre que sumisión primera es la de ser el ordenador de los mundos, que su existencia sobre la tierra tiene un sentido especial y que únicamente se dará cuenta de ello cuando conozca coherentemente la constitución del universo y descubra que esa constitución está en relación directa con la constitución del ser humano en todos sus aspectos. Mercurio es la revelación del entendimiento y la capacidad para poder relacionar las cosas y retener el significado de esas relaciones, y, fundamentalmente, la revelación de la capacidad del hombre de poder representar que descubre y poder comunicarse con los demás hombres para poder conjuntamente realizar la misión de la humanidad. Se ha dicho que las cosas comienzan a existir en tanto que son nombrados y que antes de ser nombradas son como si no existieran; en los mitos de todos los pueblos se le otorga a la palabra el privilegiado sitial de generar la vida de la nada, el movimiento de la inmovilidad, de resucitar lo muerto, Los sabios de la Antigüedad mencionan, en relación al verbo, su poder creativo y transmutador, designándolo con el nombre de Mantran (Man = Pensar, TRA = Liberarse). Es pues Mercurio la revelación del PENSAMIENTO.
Dentro de la tradición se indica que Mercurio se hace presente en el sexto mes del desarrollo embrionario ocupándose en especial de las cuerdas vocales y también de los detalles como el pelo, las pestañas, las uñas, las cejas, los últimos detalles de las ramificaciones nerviosas, etc.
Es sabido que las cuerdas vocales son los ligamentos de la laringe cuyas vibraciones producen la voz pero se precisa del concurso del aire el cual es asimilado por los pulmones estableciéndose así una ley de analogía y de interdependencia entre Mercurio, el aire, las cuerdas vocales, la voz, los pulmones, etc. En la parte anterior del cerebro, donde moran las facultades intelectuales, realiza primorosamente su labor este inquieto planeta en el sexto mes de la gestación.
La tradición de la Ciencia Yoga relaciona a Mercurio con la Tiroides situada precisamente delante de la tráquea; con el Chakra Vicchuda (llamado también “el de la pureza”) que permite al ser humano entrar a un plano supraterrestre, según la descripción de la mencionada tradición. En las ceremonias de Teurgia, caracterizada generalmente por 7 partes, la primera está indicada por Mercurio significando que dicha ceremonia se inicia allí donde termina el campo de la inteligencia, pero apoyada en ella y por eso en los rituales sin conocimiento (sin la participación de Mercurio) ha quedado en simple invocación mecánica.
La Qabbalah asocia a Mercurio con la oreja derecha y dentro de la Alquimia está en el simbolismo básico conjuntamente con el Azufre y la Sal. Algunas tradiciones refieren que el silencio absoluto ejercido voluntariamente desarrolla las condiciones superiores de la Tiroides. Por otra parte, es muy importante la modulación de la voz en la Teurgia y en particular en el canto sagrado.
Por todo ello a Mercurio se le relacióna con el pensamiento, la palabra, la elocuencia, el movimiento, la curiosidad, la inquietud, el nerviosismo, la facilidad de adaptación, las comunicaciones, la correspondencia, toda clase de detalles, la fineza, la distinción, las buenas maneras, la alegría juguetona, la amistad intelectual, la pulcritud, el canto, el oído, la memoria obediente y asociativa, los negocios, la vivacidad, la mirada ágil e inteligente, la sutileza, la mentira ingenua y repetida, la cleptomanía, las manualidades, la rapidez, las ideas felices, los inventos, los escritores, periodistas, oradores, la adolescencia, la flexibilidad, la versatilidad, los hermanos menores o que actúan como si fueran menores por su compañerismo y espíritu juguetón, lingüistas, traductores, viajeros, la superficialidad, la dispersión, el olvido de detalles, la confusión, los trámites a base de papeles, las obras irónicas, el teatro, los títeres, los carruseles, los juguetes, los dibujantes, los dibujos animados, el dibujo de Walt Disney, las plantas de condimento, los animalitos pequeños y rápidos, los monos, loz zorros, los papagayos, etc.
Por: Germán Rosas