CASAS ASTROLOGICAS : ASCENDENTE Y CASA I

CASAS

Sobre las Casas, la charla sería infinita, aquí vamos a hacer algunas anotaciones principales para que los que siguen el curso, afiancen sus conocimientos.

Al comienzo del Curso habíamos estudiado la División de las Casas, las anotamos nuevamente para que las tengan más presentes:

CASAS ANGULARES (I, IV, VII, X): Corresponden a los signos Cardinales. Son las zonas de influencia más importantes, ya que se refieren a la actividad del individuo, a los acontecimientos importantes y a las influencias dominantes en el carácter, el destino y el entorno.

CASAS SUCEDENTES (II,V, VIII, XI): Corresponden a los signos fijos y representan los bienes materiales y morales del individuo.

CASAS CADENTES (III, VI, IX, XII): Corresponden a los signos mutables y representan el pensamiento y el trabajo del individuo.

CASAS PERSONALES (I, V y IX): Corresponde a los signos de fuego, la vida del hombre en sí mismo, en sus hijos y en Dios; el desarrollo de la personalidad, la educación, la progenie, la evolución de las ideas superiores.

CASAS MATERIALES (II, VI y X): Corresponde a los signos de tierra; las posesiones del hombre, su fortuna, sus necesidades, sus realizaciones afectivas, su crédito y posición social.

CASAS SOCIALES (III, VII y XI): Corresponde a los signos de aire, las relaciones del hombre, los hermanos, los colegas, colaboradores, asociados, el cónyuge, los amigos y enemigos, la popularidad, la sociabilidad.

CASA OCULTAS (IV, VIII y XII): Corresponde a los signos de agua; la vida interior o psíquica y emocional del hombre, sus aspiraciones secretas, las pruebas, las cosas fatales y dolorosas, las tristezas, preocupaciones, las cosas hereditarias, los lazos familiares, las pérdidas de libertad, la muerte.

También se consideran las

CASAS FELICES (II, V, XI), representan la fortuna, los placeres, los amores, las esperanzas y amigos.

CASAS INFELICES (VI, VIII Y XII), representa las enfermedades, la muerte y las pruebas de la vida.     

 EL ASCENDENTE Y LA CASA I

  

 

Pensemos en un momento cómo puede ser la vida intrauterina. Al flotar rítmicamente en las aguas de la vida no hay sentimiento alguno ni identidad individual separada, ni conciencia del cuerpo, o de los sentimientos o pensamientos como diferentes de algo más. Hay unidad con el resto de la creación. El universo es el si mismo y el si mismo es el universo.

De forma traumática el universo nos expulsa de ese ámbito de totalidad oceánica. Nacer significa “asumir” un cuerpo, y es presagio de si mismo en cuanto individuo único y distinto. Sobre la base de este momento se traza la Carta Natal, y a partir de él empieza nuestro recorrido a través de las Casas.

El Ascendente, que marca la cúspide de la Casa I, muestra el grado exacto del signo zodiacal que se eleva por encima del horizonte oriental en el momento del nacimiento. Coincide con nuestra primera respiración independiente. El Ascendente y la Primera Casa proclaman el comienzo de un ciclo.

El signo Ascendente simboliza una faceta particular de la totalidad de la vida, que literalmente busca una encarnación para el ser que nace en ese momento.  El Ascendente es la lente a través del cual percibimos la existencia, como vemos la vida y según como la vemos asi nos conducimos. Por ejemplo si lo miramos a través de cristales rojos, el mundo nos parece rojo, y de acuerdo con ello actuamos. Pero, si lo miramos a través de cristales azules seguramente actuaremos de manera diferente. Si tenemos un Ascendente en Sagitario, seguramente miraremos la vida como una opción de muchas oportunidades, pero si el signo que se eleva es Capricornio, se verá a través de un lente muy reducido, de temor, duda y vacilación.

Con el signo en el Ascendente es posible que veamos la vivencia individual del nacimiento, por ejemplo, Saturno o Capricornio en el Ascendente, puede significar un nacimiento demorado pero si esta Marte o Aries, es posible que halla afán por zambullirse de cabeza a la vida, ansioso por empezar las cosas.        

CASA I

Indica la manera característica como el ser humano enfrenta su mundo circundante, cómo lo aborda para no ser arrasado por él, el arma fundamental con la cual lucha Y/o se defiende, la caparazón en la cual confía para no ser exterminado.

Es el instinto de conservación, el recuerdo permanente de la impotencia, todo lo externo alrededor suyo, durante la niñez, el niño que se perpetúa a través de los años y que siempre se delata en la intimidad.

Representa los sentimientos y pensamientos que más bullen en su mente a lo largo de su vida, pensamientos y sentimientos referidos a las cosas cotidianas que él quiere conquistar para sobreponerse a su inseguridad y a sus temores.

Representa el mundo de la instrospección, donde se observa únicamente las cosas positivas y en tanto aparecen las negativas se las rechaza o se las enfoca con un criterio de auto-justificación; es pues, en cierto sentido, la egolatría, lo que gusta al ser humano que los demás reconozcan y alaben de él.

 

 

 Las características de esta Casa informan sobre los detalles de la forma física de la persona, incluso de los detalles secundarios, como ser el color del pelo, la intensidad de la mirada, e incluso detalles de su conformación como si se tratará de una fotografía y radiografía conjunta. Además, y en base a ello, esta Casa informa todo lo relacionado a su cuerpo físico así como el modo de pensar acerca de la ropa íntima, a los vestidos que usa, los sentimientos y pensamientos que le invaden cuando está solo frente a un espejo.

Es lo más externo del ser, lo que los demás captan inmediatamente y en base a lo cual surgen los apodos, sobrenombres, etc. Es pues la forma física, la cual paradójicamente, el ser humano nunca la puede ver desde afuera (salvo en casos excepcionales, en los cuales, si no lo ha hecho conscientemente, se sobresalta y hasta se asusta). Es la apariencia, a la cual el ser termina finalmente apegándose y hasta esclavizándose.

Representa aquello donde el ser es intransigente, empecinado, difícil de cambiar. Es el mundo de lo caprichoso, lo infantil, lo que las circunstancias externas y los demás le han hecho creer que es su autenticidad.

Es la parte fundamental y primera que el ser humano debe observar y comprender para poder realizar su evolución, debido a que allí están acumuladas todas las vivencias captadas por reflejo desde el nacimiento hasta los 7 años  fundamentalmente. En tanto que el ser humano no comprenda por completo esta realidad (la Casa I) no podrá dejar de actuar como autómata en todas sus actividades ni podrá percatarse del fluir involuntario de sus pensamientos y sentimientos.

El conocimiento y comprensión de la Casa I otorga al ser humano el dominio de sus inclinaciones, apareciendo en él el auto-control, la vigilancia constante de sus actos, el fotografiarse continuamente en sus diferentes actitudes; todo ello le abre la posibilidad de la serenidad y de la madurez.

CASAS DERIVADAS EN CASA I

 Décima de IV LA Abuela paterna.

Cuarta de X    El abuelo materno del individuo; el abuelo paterno del cónyuge. La residencia de la madre.

Novena de V   Los viajes largos de los hijos. El ideal, las opiniones, la religión y los estudios superiores de los hijos.

Quinta de IX   Los biznietos. Los sobrinos por alianza.

Onceava de III Los amigos de los hermanos.  Las esperanzas o proyectos de los hermanos.

Tercera de XI  Los hermanos o parientes de los amigos. Los viajes cortos de los amigos. La correspondencia de los amigos.

Doceava de II  Las deudas. La Caja fuerte.

Octava de VI   Muerte de los sirvientes. Herencia de los sirvientes. Muerte de animales pequeños. El atavismo.

Décima de IV  La profesión del padre.

 

Bibilografía: Las 12 casas por Howard Sasportas

                        Germán Rosas

                        Manual Práctico de Astrología por George Antares.

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