PLANETAS: LA LUNA

LA LUNA

 

En todos los tiempos ha representado la polaridad negativa por excelencia. Como tal, expresa la ley de la competitividad, la asimilación y la absorción de las realidades y los sueños, la quietud y tranquilidad fecundante, el descanso de la semilla bajo la noche del surco, la feminidad indefinida y cambiante, la imagen reflejada en los espejos, el agua tomando la forma de lo que contiene, el inconsciente lleno de fantasmas en constante elaboración, la poesía, la intuición. En este sentido la Luna siempre ha sido asociada al “ánima” y por extensión a la mujer, a la imaginación y a lo inconstante.

 La Luna representa la revelación del mundo inconsciente y de la multiplicidad de formas que no están a la luz pero que ejercen un poder decisivo en todo orden de cosas sin que necesariamente obedezcan a una lógica fácilmente identificable. La Luna revela al ser humano la existencia de un mundo de sombras dentro de él mismo, donde las formas desorganizadas y vegetativas luchan por ejercer predominio total sobre su conducta, le revela el ser humano la existencia de los sótanos interiores completamente ilógicos los cuales debe explorar. Ese mundo de formas que revela la Luna se expresa en los sueños, en las creaciones artísticas y en los símbolos que el hombre realiza como impulsado por fuerzas que no le pertenecen sino que avasallan y dominan. La Luna revela el mundo  de los “demonios interiores” mencionados por algunos filósofos y artistas, de los fantasmas, duendes y también de las legiones infernales. La Luna revela al hombre la necesidad de afrontar y transmutar ese mundo inconsciente, someterlo a su voluntad, para así poder colaborar equilibradamente con el mundo de la positividad simbolizado por el Sol. De no acometer la empresa, el hombre queda siempre desconocido para sí mismo, y de fracasar en medio de la empresa, el hombre queda como lesionado de la mente y con síntomas de acuerdo a las características de su lesión.

 Dentro de la tradición se indica que la Luna se presenta en el 7mo mes del desarrollo embrionario para pulir la forma imprimiendo toques imprecisos pero que otorgan al conjunto un encanto especial solamente propio del ser humano. Fija entonces la Luna las formas arquetípicas en el inconsciente, moldeando los límites de la fantasía, arrojando a la forma aún no definida las semillas de los sueños y de las pesadillas, los estratos de los mundos minerales. Imprime también los gérmenes del poder intuitivo y sus alcances.

 Como todos los tejidos del cuerpo, a excepción de los del cerebro y de los tejidos del sistema nervioso, contiene electricidad negativa, resulta claramente entendible y que el cuerpo en general (y en especial las concavidades) sea receptivo a todas las impresiones externas hasta el punto de registrar absolutamente todo lo que ocurre alrededor nutriendo pues al inconsciente de una impresionante cantidad de información desordenada, no clasificada, la cual se va tornando semejante a un basural donde van a reunirse los distintos basurales de todos los sectores, pero también allí se reúnen las cosas esplendorosas del mundo, las impresiones del arte y el glorioso presentimiento de que bajo toda la confusión yace la divinidad.

La tradición de la Ciencia Yoga relaciona a la Luna con la Pituitaria y con el Chakra Agna, cuyo desarrollo o iluminación elevan al hombre a un estado superior con facultades que apenas han sugerido los divulgadores con el nombre de “Tercer Ojo”.

La Francmasonería simboliza con al Luna la columna del polo negativo del templo. La columna B, el color blanco, la filosofía, la última sílaba de Salomón, la Qabbalah asocia a la Luna con Binah y Hochmah y también con la oreja izquierda.  

 

Es por todo ello que la Luna es asociada a la feminidad, el inconsciente, la imaginación, los cambios irrazonables, la esposa, la noctambulidad, el sonambulismo, el sometimiento pasivo, la psiquis, las culturas matriarcales, la infancia, la fecundidad, el instinto de maternidad, el delirio, la inconstancia, el abandono, las desviaciones de la consciencia,, las mujeres, la vida vegetativa, la poesía, la popularidad, la simpatía, el mal humor, la intimidad, la volubilidad, las mareas y los ciclos que se desarrollan en toda profundidad gelatinosa, las algas, las hierbas, los gatos, los moluscos, la hechicería, las cercanías de la región temporal en el cerebro allí donde las sensaciones animales se encuentran localizadas, la mirada soñadora, las embarcaciones pequeñas, los charcos y pequeñas lagunas, el noctambulismo y los tics, los reflejos, los espejos y la impresión de que la vida es sueño, el subordinamiento del mundo objetivo a la subjetividad, la niebla, la brisa, la garúa, las historietas sentimentales, las telenovelas, el surrealismo, el esoterista impostor, los médiums, la autosugestión, los desvaríos de la mente, la distracción, las mujeres maniáticas, la alimentación con predominio de harinas, la voz suave, la música sentimental, los recuerdos, las lágrimas, los rudimentos de la videncia y de la telepatía, las pestañas largas, etc.

Por : Germán Rosas        

 

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