PLANETAS: EL SOL

 

PLANETAS

SOL

 

En todas las civilizaciones, en una u otra forma, el Sol ha sido para los seres humanos, el símbolo de la polaridad positiva por excelencia. Como tal expresa la ley de la actividad organizada, el dinamismo investido de autoridad y dignidad, es el movimiento seguro de su dirección y de sus fines, la generación constante si apresuramiento ni demoras. En este sentido, el Sol siempre ha sido asociado a la belleza viril, a la fuerza poderosa que doblega con su forma más que con su fuerza misma, de allí que la generosidad sea una cualidad solar.

El Sol representa la revelación de la luz interior del hombre, la revelación de la naturaleza divina que reside en el hombre. En este sentido nunca el Sol fue objeto de adoración en las civilizaciones de la antigüedad; cuando esto se encuentra se trata de agrupaciones humanas que han perdido el sentido del símbolo pero que de todas maneras en sus rituales perpetúan una tradición fundamental. El Sol, en relación al ser humano, está para revelarle su su condición sagrada, el Chi de los sabios del oriente. Es debido a esto que su sola presencia en uno de los doce signos del zodíaco imprime en la persona características esenciales imposibles de ser anuladas por ninguna otra particularidad de distribución planetaria en el Esquema Natal. El Sol como símbolo le revela al ser humano que la luz exterior está condicionada a la luz interior que el hombre tiene, y que por lo tanto no solamente hacia afuera debe realizar la empresa de su vida sino también e imprescindible hacia adentro, descendiendo en busca de su Sol interior para tomar la fuerza primordial que él representa.

 Dentro de la Tradición se indica que el Sol se presenta en el cuarto mes del desarrollo embrionario, dando el impulso vital al ser humano en gestación, y de allí su relación con el corazón. Los cardiólogos indican que bombea el corazón más doscientos mil litros de sangre cada mes representando pues una actividad  extraordinaria e ininterrumpida, dependiendo de su normal funcionamiento la prolongada o corta vida del ser.

 La neurología indica que tanto el cerebro como los tejidos del sistema nervioso (a diferencia de los demás tejidos del cuerpo humano) contienen electricidad de polaridad positiva y debido a ello recobran el oxígeno regenerador por su gran rapidez; es por esta razón que el Sol se relaciona con la parte superior del cerebro y con la médula espinal. Teniendo los sabios de la antigüedad conocimiento de todos estos detalles, simbolizaban con el Sol la culminación de la Gran Obra de la Alquimia, es decir, la iluminación.

 La tradición de la ciencia Yoga relaciona al Sol con la glándula Pineal y la endocrinología confirma muy bien esta relación dada la posición rectora y función muy importante de está glándula; así mismo, la Ciencia Yoga relaciona al Sol con el Chakra Shansrara, cuyo desarrollo o iluminación hace posible la fusión de la consciencia individual con la consciencia universal, según la descripción de los pocos Yoghis  que han escrito.  Esto implica, en consecuencia,  que una posición desfavorable del Sol en el Esquema Natal revela un no equilibrio de la glándula Pineal y que si bien sus manifestaciones pueden ser variadas, lo que se precisa es restituir la normalidad de la mencionada glándula. Esta relación es extensiva, en su campo, a los demás planetas.

 La Francmasonería simboliza con el Sol la columna positiva del templo, la columna J; el color rojo, la ciencia, además de ser la primera sílaba da Salomón. La Quabalah asocial al Sol con Kether (1) y también con la fosa nasal derecha.

 

 

Es por todo ello que el Sol siempre ha sido asociado a la vida, el oro, el esplendor, el lujo, las joyas, la magnanimidad, la fortaleza espiritual, los reyes, emperadores, príncipes, palacios, el éxito, el padre, el marido, Apolo, la temeridad, la actividad, material y espiritual, afectividad y fuerte inclinación al sexo opuesto, apasionamiento, la moral, la estrategia, los estadistas, la aristocracia, los jefes que son respetados sin que tengan que recurrir a la violencia, los espectáculos, los encumbramientos sociales, la autoridad, el estado, el arte brillante, la música y la mística majestuosa, los desfiles apoteósicos, la confianza en sí mismo, la serenidad irradiante, las cosechas, los árboles frutales, los animales feroces, etc.

  

Por: Germán Rosas        

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