Angeles, Genios y Angulos

Para explicar un poco de donde salen los Genios y Angeles para las lunaciones del 2010, angeles que en el transcurso de la historia fueron cambiando de nombres, segùn  las diferentes culturas que los asimilaban. 
 
 
Genios, Ángeles y ángulos

Ángelus es la palabra latina para ángel. Está emparentada con el persa angaros (mensajero) y el sánscrito angeres (espíritu divino o celestial). En diversas mitologías al ángel se le considera un mensajero celeste o divino. Curiosamente ángulo y su acepción latina angulus, son muy parecidas a ángelus, y esto sugiere una raíz común. Esto es lo que ha descubierto A. Mata. Cada ángulo del Zodiaco "emite" un mensaje específico. Se pueden contabilizar 36 "mensajes" diferentes que siempre son dobles (de dos caras). La manera más fácil y efectiva de hacer accesible este mensaje al ser humano es personificándolo como una deidad menor o como un mensajero de los "dioses celestes". Esta personificación es lo que se llama genio en su origen caldeo y que después se pasó a llamar ángel por lo zoroástricos. El nombre de Jano, el dios latino de dos caras, es muy similar a la palabra genio y esto apunta a que el conocimiento del doble  mensaje de los genios es el origen del dios Jano. Caldea, Sumer, Babilonia, son los verdaderos orígenes de nuestra cultura.

La raíz común de las palabras latinas ángelus y angulus, indica que los caldeos descubrieron las diferencias cualitativas y cuantitativas entre ángulos distintos. Dada la similitud matemática y física entre el movimiento circular y el ondulatorio, esto es lo mismo que decir que conocían la mecánica ondulatoria. Muchos investigadores afirman que la serpiente ondulada, frecuente en la mitología, es una representación de este conocimiento. Podemos ver una analogía: cada ángel tiene una "longitud de onda" en la conciencia humana diferente; es decir, "radia su mensaje en una frecuencia distinta". Cualitativamente esto representa, ya en el terreno de la conciencia, que cada ángel es una personificación de una cualidad que responde a una onda o ángulo diferente. Desde el punto de vista de la actual teoría sistémica, una estructura que tiene distinta frecuencia en el plano físico presenta cualidades humanas diferentes en el plano de la conciencia. "Espíritu" y "materia" no están separados o no son cosas diferentes como muchos maestros han enseñado siempre.

Conociendo estos ángeles o ángulos y su disposición a lo largo de los 360° zodiacales, podemos saber la cualidad de cada momento. Y conociendo estas cualidades nada mejor que usarlas adecuadamente; como utilizar el frío para esquiar y el calor para ir a la playa, no es una cuestión de dependencia, sino de conocimiento. Es la ignorancia y las creencias falsas del ego las que nos hacen pensar y sentir de otra manera. A. Mata ha desarrollado la lista de 180 genios (5 series de 36) que tienen su "momento vibracional" a lo largo del año; cada dos días aproximadamente (más información en la sección Agenda de la revista Más Allá). Gracias a este planteamiento matemático, físico y geométrico nos hemos dado cuenta de que los "santos" del calendario cristiano (y de otros) están haciendo referencia a cualidades de la "vibración angular" del día en curso. Así, por ejemplo, en S. Antón (17 de enero), se bendicen los animales en la iglesia, el genio de este día está representado por la Luna en Tauro, la Luna tiene que ver con lo popular y Tauro con los animales.

En la fiesta de S. Antón también son tradicionales unas pastas de larga duración con una moneda dentro para que siempre se disponga de dinero. La Luna en Tauro (genio, ángel o ángulo del día) tiene que ver con la comida, la duración y el dinero. El día de los enamorados está regido por el genio  de la Luna en Libra, la Luna siempre se refiere a algo popular y Libra es el signo de la pareja y el matrimonio. El genio del 22 de julio, fiesta de María Magdalena, es Venus en Escorpio (el amor y la sexualidad) tan sugerente con el "oficio" de la prostitución. El día de S. Pantaleón (penta-leo, 5° de Leo es la posición del Sol ese día, más claro no puede ser) tiene un genio decano representado por Saturno en Leo. Saturno solidifica y Leo rige el corazón que impulsa la sangre. Como vimos los genios son "Janos" de dos caras, así se produce la licuación y solidificación de la sangre del santo. No sabemos todavía las causas físicas del fenómeno, pero sí sabemos ahora que el suceso es coherente con algo que descubrieron los caldeos hace más de cinco mil años.

El conocimiento de los genios o ángeles (o ángulos) se obtiene, principalmente, a través del elemento agua o del de aire. Conocer los genios  través del agua supone entrar en contacto sensitivo-perceptivo-emocional con las energías que representan; es decir, percibirlos directamente como energías de la unidad ("mensajeros" de la divinidad) que se reciben como beatitud, iluminación, imágenes alucinatorias, sonidos o palabras; fe, esperanza, amor, seguridad, etcétera. Así percibe el elemento agua (y, en parte, también el fuego). Conocer los genios a través del elemento aire (y del de tierra) supone tener una estructura objetiva, lógica y coherente de las fuerzas que operan en la realidad (es el conocimiento científico). Lo que para los primitivos era un dios (el trueno o el rayo) para nosotros es una explicación lógica, pero no dejamos de protegernos de sus efectos. Con los genios ocurre lo mismo, una persona sensitiva percibe una energía a la que llama "manifestación divina", una persona lógica necesita una explicación y demostración objetiva.

El fenómeno de los genios o ángeles podríamos explicarlo como el efecto de una "Vibración Angular del Universo Sistémico en el Campo de la Conciencia" (o de alguna otra manera análoga coherente con la conciencia objetiva); pero ello no nos tendría que impedir (como en el ejemplo del rayo la semana pasada) hacer un buen uso de ese conocimiento; es decir, entrar en contacto con esas energías para facilitarnos el acceso a nuestra propia conciencia superior; esa conciencia a la que siempre se le ha llamado Dios y que ahora se le llama transpersonal. Sus efectos son, en cualquier caso, los mismos: una actitud de serenidad, paz, seguridad profunda en la naturaleza de las cosas, aceptación de la unidad del Todo, etcétera. Todas las manifestaciones que se han asociado siempre a la santidad y que no son si no percepciones que se tienen de la realidad con una conciencia ampliada. Tener el conocimiento lógico de estas fuerzas y utilizarlas al mismo tiempo sensitiva y espiritualmente es un proceso que requiere el desarrollo y la integración de los cuatro elementos.

La posibilidad de integrar el conocimiento y la experiencia de los cuatro elementos, de los genios o ángeles, o de cualquier otro sistema que nos explique y nos haga sentir, al mismo tiempo, la realidad total, es la que abre el destino superior del ser humano. Pero en lo cotidiano podemos utilizar el conocimiento que nos abre la estructura de los genios caldeos como del que nos proporciona habitualmente el saber si va a llover o a hacer frío. Podemos saber si el día es adecuado para tomar una u otra decisión o iniciativa. Pero aquí se plantea el problema de si nos movemos en un nivel supersticioso y dependiente (Piscis-1) o en un nivel de conciencia superior (transpersonal, Piscis-2). En el primer caso el conocimiento de los genios puede ser perjudicial pues nos inclinará a estar constantemente pendientes de fuerzas exteriores a nosotros, con lo que anulamos nuestro autodesarrollo. Sólo si somos capaces de discernir nuestra individualidad y separarnos de los apegos y proyecciones del ego podremos aceptar la influencia de los genios sin "depender" de ellos.

Cuanto más creamos que son los demás los que tienen la culpa de lo que nos pasa y no busquemos en nuestro más profundo interior las causas de lo que nos ocurre, más propensos estaremos a sufrir (pasivamente y sin conciencia) el mundo exterior o a mostrarnos agresivos con él. No podemos cambiar fácilmente el "mundo exterior", pero sí podemos modificar nuestro interior. Cuando seamos capaces de observar desapasionadamente y con desapego nuestras emociones y las ajenas, habremos desarrollado la suficiente distancia psicológica de nosotros mismos y del mundo. Podremos aceptar, entonces, la influencia de los genios (y de los astros en general) sin sentirnos dependientes de ellos, (como no nos sentimos "dependientes" del frío o del calor, si no que los utilizamos o nos protegemos de ellos a nuestra conveniencia). Podremos entonces utilizar el conocimiento de los genios que nos proporciona el calendario caldeo sin depender supersticiosamente de ellos. La norma es buscar la guía en nuestro más profundo interior y buscar después la confirmación en el exterior.

El "mundo exterior" y el interior son dos caras de una misma moneda y ambas ruedan al unísono. La desarmonía entre "ambos mundos" implica una polaridad: la persona cuyo centro está el mundo exterior y se hace dependiente de él (ya sea éste genios, astros o "lo que digan los demás"); y la persona cuyo centro es él mismo y se muestra agresivo, invasivo y nada receptivo a las señales externas. La primera tiene que desarrollar su autonomía e independencia y librarse de las tutelas, ya sean de los padres, las normas sociales o "los astros"; la segunda tiene que aprender a frenar su naturaleza impulsiva e impositiva y abrir su sensibilidad y receptividad a las señales externas. Cuando se desarrollan ambos extremos se empieza a andar por un camino en el que ambos coinciden. Esta es la mejor forma de utilizar la información que nos da la estructura caldea de los genios, ángeles o ángulos: como una referencia que nos aclara y nos da conciencia de la armonía entre nuestro interior y "nuestro" exterior, y que trasciende la conciencia limitada del ego.

Conocer las fuerzas llamadas genios o ángeles es importante para nuestro desarrollo humano y espiritual, y para no caer en obsesiones supersticiosas o estar siempre pendientes de una aprobación exterior (social, cósmica o religiosa). Pero una vez aclarado esto, se puede decir que tanto las informaciones simbólicas que contienen las fiestas del santoral cristiano, así como las de tipo práctico desarrolladas por A. Mata con los ángulos caldeos tienen una utilidad inmediata. Por ejemplo el día de S. Antón, cuyo nombre caldeo es Viroaso y está representado por la Luna en Tauro) existe una energía angular favorable a todo lo que tenga que ver con el dinero, los animales, la comida, el campo, etc. Estas cosas se derivan de los efectos de la estructura geométrica del Universo (astrológica) en el campo de la conciencia. Bien sea a través de una invocación a nombre de S. Antón o de Viroaso (con la técnica de la imaginación creativa) o de una actuación concreta, podemos utilizar las energías en ese día para nuestro beneficio en el ámbito en que tienen efecto.

Un lector de Alicante niega la relación etimológica entre ángelus y angulus y entre Ianus (Jano) y genio. He consultado con A. Mata y me ha contestado que sus afirmaciones se basan en la convergencia fonética entre ambas palabras, proceso no muy querido por los filólogos, pero sí muy utilizado en los templos, en los que se contempla como importante el aspecto psíquico de la persona. El asunto pasaría así a otra dimensión: el parecido fonético entre dos palabras y el porqué de tal parecido, teniendo en cuenta que en las raíces más primitivas del desarrollo y elaboración del lenguaje la génesis fonética es incuestionable. El tema requeriría largas discusiones. Actualmente la psicología contempla y estudia las significaciones psíquicas de este fenómeno. Aparte discusiones lo importante de la cuestión es que los ángulos astrales coinciden de una manera asombrosa con las fiestas del santoral cristiano (y también con otras no cristianas). También es importante considerar que las culturas griega y hebrea reciben conocimientos mal entendidos de Caldea.


La era del terror

Por Sinesio Rodenas

El siguiente texto de Sinesio Rodenas, publicado en 1995 en España, nos hace una seria llamada a la sensatez. Antes de hablar hay que pensar, y mi querido amigo Sinesio es cinturón negro en ello. Consideremos este texto como una llamada de atención para quienes hablan de la “Era de Acuario” cómodamente tumbados en el “Pajar de Piscis”. Necesitamos más que nunca un toque de realismo que nos haga pensar también en el lado oscuro de cada era, y en nuestra actitud para que este lado pueda llegar a la luz. Pasemos pues a este interesante texto.

Algunas actitudes emocionales inconscientes todavía piscianas, creen  que en la era de Acuario se desarrollará una humanidad superior llena de maravillas, comprensión mutua y amor. Esto podrá ser así sólo  hasta cierto punto; la era de Acuario, será también la era del terror. La última vez que los signos fijos definieron una época fue con la civilización del imperio medio egipcio. En esta ocasión Escorpio estaba en la casa VII, el eje personal, y una muestra del terror y la preocupación que tenían los egipcios por la muerte (una regencia  de Escorpio) es su elaborado sistema postmortem y la construcción de la pirámides. En nuestra "maravillosa" era Acuario, Escorpio está en el Medio Cielo, es decir en el terreno social-institucional. El terror provendrá, por lo tanto, de todo lo que tenga que ver con lo colectivo, las aspiraciones, motivaciones y conductas grupales y los medios de poder de llevarlas a cabo. En el individuo funcionará preferentemente el eje Acuario-Leo (el desarrollo personal), pero lo colectivo estará marcado por el eje Tauro-Escorpio.

En la era de Acuario tendrá suma importancia el desarrollo personal y la evolución de la conciencia individual. Pero recordemos que el otro polo de Acuario es Leo, éste representa al poder absoluto, mientras que aquel es el poder colectivo. Esta dialéctica será el mecanismo subyacente en el desarrollo personal durante la era Acuario: la búsqueda de integración y equilibrio entre la afirmación del individuo y la conciencia social, lo que Maslow ve como una capacidad de la autorrealización. Hemos de recordar, no obstante, que antes de llegar a este equilibrio el individuo y la sociedad pasarán (están pasando) por todo un periodo de autoafirmación que además de favorecer el autodesarrollo también se mezclará con actitudes prepotentes (típicas del leo en el terreno personal y de acuario en el intelectual) e indiferencia por otros seres humanos. Todo esto nos está llevando hacia una feroz desunión y egocentrismo y una autodefensa ambas destructoras de lo colectivo, sólo nos tenemos que mirar en el espejo de EE.UU. máximo exponente actual de la era Acuario.

Enganchado al ejercicio de autoafirmación insolidaria, elitista y racista del eje Acuario-Leo, está la lucha por el poder del eje Escorpio-Tauro a cualquier precio, repito, a cualquier precio, y este es el motivo del título: La era del terror. Sólo tenemos que volver a mirarnos en EE.UU.: la lucha salvaje por el poder (caldo de cultivo de la autodestrucción a la que se encamina ese país), las luchas callejeras, la muerte y el psicótico ambiente competitivo que domina esa sociedad. Pero los demás paises estamos, por desgracia, aprendiendo de ellos y muy rápidamente. Antes de llegar a nuestro propio país cabe mencionar la sociedad mejicana donde en la lucha por el poder el asesinato ya es una cosa casi común o la singular en enredada sociedad italiana, donde uno ya no sabe a qué carta quedarse. Por desgracia nuestro país está entran do en la misma dinámica y de una manera especialmente acentuada desde que Plutón entró en Sagitario. El 14-6-95 dije que utilizar el poder de Plutón era sembrar una semilla del diablo, un camino de autodestrucción.

Las instituciones democráticas han nacido en una era con el Medio Cielo en Sagitario: necesitan, por lo tanto, de una cierta dosis de buena fe para funcionar. Con la entrada de la era Acuario el Medio Cielo cambia a Escorpio, un signo especialmente hábil en pensar mal de los demás y en descubrir su lado flaco. Cuando la sospecha, la lucha salvaje por el poder, la acusaciones infundadas, el acoso y derribo, etcétera, se  institucionalizan, es tarde para volver atrás; pero vamos hacia ello, no les quepa la menor duda, todavía no está el ser humano suficientemente maduro para darse cuenta de la consecuencia futura de sus actos. Si un sistema utiliza medios sucios para derribar al adversario al final todo el sistema se ensuciará pues todos acabarán utilizando los mismos medios. La sospecha, el espionaje, la compra de lealtades y la tración; el espíritu de sacar la mejor tajada de un asunto caiga quien caiga y por cualquier medio, el mirar sólo por sí mismo es el lado negativo de la era Acuario y vamos abocados hacia una terrible autodestrucción de la trama social.

Desgraciadamente la autodestrucción de la trama social será la consecuencia de la era Acuario, el grado al que ese peligro llegue dependerá de nuestra reacción. Escorpio es un signo relacionado con las crisis profundas de la vida, aquellas en las que algo muere para que el ser pueda revivir más integrado en un nivel superior de conciencia. Simbo- los de Escorpio son la crisálida y el Ave Fenix, la muerte para renacer. La perversión sadomasoquista es una ritualización obsesiva y patológica de ese proceso; en la transformación escorpiana con una parte de nuestra psique nos infligimos sádicamente una muerte y con la otra la estamos sufriendo. Escorpio en el Medio Cielo de nuestra era tiene esas implicaciones. Es ya una conciencia social la que tendrá que decidir si nos destruimos, como a veces hace el sádico con el masoquista, o si nos regeneramos y nuestras ambiciones egoicas de poder las dejamos para resolver en el sillón del psicólogo, en un sillón que abarque a la sociedad entera, pues todos sufrimos el mal del poder en nuestra egoica cultura occidental.

Esto es lo que nos espera en la era Acuario, al final triunfará el sentido común y el impulso hacia la vida y hacia la integración en niveles superiores de conciencia; pero antes de llegar a ello habremos de pasar por un periodo (¿años, siglos?, creo que más bien siglos) de autodestrucción que llegará a las capas más profundas de nuestra psique y de nuestra sociedad, y que habrá de ser terrible (aunque en nuestra mano estaría evitarlo y toda la conciencia social y ecológica que se está despertando va en esa dirección). Mientras tanto todo lo que sea alinearse con los valores imperantes en nuestra sociedad: competitividad, poder, egoismo, dinero, ambición desmedida por el éxito y el aplauso, etcétera; símbolos que nuestra sociedad adora como un becerro de oro, es un camino de autodestrucción. Un camino que, conforme se va andando, más cerca llega de la muerte y de la lucha total como climax final del proceso. Un camino que cuanto más cerca se está del final (la muerte) más excita y más incontrolable se vuelve. Es parecido al orgasmo, al final es imparable.

Una sociedad no puede cambiar de la noche a la mañana. El instinto de conservación, tan necesario para la vida, implica que la lucha y ambición actual por el poder es algo desgraciadamente necesario para que la sociedad que hemos creado siga funcionando. Si todos dejáramos de tener ambición y deseos de poder de la noche a la mañana nuestra civilización, tan enraizada en ellos, se convertiría en el caos de una hecatombe mundial. ¿Cómo emprender un camino positivo cuando tanto los individuos como las naciones están empeñados en una lucha por la supervivencia? Desde el comercio internacional, hasta el deseo legítimo de satisfacer nuestras necesidades se hallan implicados en ello. Será la propia dinámica social e individual la que nos lleve a ese camino, aunque al ser de manera inconsciente, producirá mucha muerte y destrucción. En la propia destrucción y terror derivado del símbolo de Escorpio está el camino de la regeneración tanto del individuo como de la sociedad; pero cuanto antes tomemos conciencia de ello, mejor será, podremos evitar lo peor.

El símbolo de Escorpio se convierte en regenerativo cuando vemos que destruir al otro implica nuestra propia destrucción (el ejemplo de la guerra atómica, otra regencia escorpiana). Cuando en política nos demos cuenta de que ensuciar la confianza y el ambiente nos perjudica a nosotros tanto como a la oposición, caeremos en la cuenta de que estamos escupiendo al cielo. En la lucha por el poder implicamos nuestra destrucción, la del vecino o competidor y la de toda nuestra vida social y afectiva; cuando todo esto y otras muchas cosas nos ocurren, sufrimos un shock y reaccionamos. Lástima que lo hacemos casi siempre tarde y en el camino perdemos muchas veces la felicidad y la familia, cuando no la vida. ¿Por qué creen que también de EE.UU.  nos vienen los desarrollos de la nueva conciencia y la nueva mística? No es casualidad, desde luego. El cáncer social de los EE.UU. engendra su propia reacción regenerativa. En la era Acuario tendremos que superar ese cáncer, pero desgraciadamente antes tendremos que vivirlo en el terror y la desesperación.

La fase Escorpio, tanto en el terreno individual como en el social, implica, precisamente, el proceso de despertar profundo del ego (pertenece al elemento agua, tan vinculado a las raíces de la psique y de la vida). En el individuo esta fase está vinculada al desarrollo puberal y la adolescencia. Esta fase adolescente implica, en el individuo y, por tanto, en la sociedad, el necesario desarrollo de la competitividad y autoafirmación con la lucha y el enfrentamiento inevitables para ello. Lucha y enfrentamiento que puede llegar hasta la muerte cuando la conciencia queda fijada en esta fase. Es inevitable que pasemos por ella, pero la falta de conciencia que la sociedad tiene actualmente sobre este proceso hace que se esté viviendo de manera inconsciente y que, por lo tanto, se exacerben sus consecuencias. Como los adolescentes, también el grupo social necesita la autoafirmación y el desarrollo de la identidad. Pero si no tomamos conciencia pronto del final autodestructivo que tiene este camino, lo andaremos en su totalidad, no les quepa la menor duda.

Cualquier proceso de crecimiento debe permitir desarrollos ulteriores. La lucha por el poder, la ambición, el éxito, el dinero, etcétera, son aspectos parciales que el ego tiene necesariamente que explorar. Pero quedarse en ellos es autodestructivo, el proceso deja de ser un ritual de crecimiento ("ritual de paso") y se convierte en un ritual de muerte con resultado fatal. Tampoco podemos renunciar al desarrollo del ego y de sus apetencias (sus apegos como los llama la espiritualidad oriental) pues entonces nos quedamos anclados en un pasado dependiente. Pero sí lo hemos de ver como algo pasajero a lo que deberemos renunciar en un momento dado para seguir el proceso de la vida. ¡Claro! esto es lo difícil del asunto, pues se vive como una muerte, manifestada en múltiples formas como pueden ser la pérdida de emociones, del deseo, de las motivaciones y de las ganas de vivir, y esto se vivencia muy negativamente porque nuestra sociedad lo cree negativo no conociendo el proceso total que lleva hacia una integración evolutiva en una conciencia superior.

Este es el difícil paso de la fase Escorpio, desarrollar la competitividad, agresividad, autoidentidad y autoafirmación, etcétera, sin provocar la propia destrucción o la del vecino. A partir de la fase Libra se conoce la dualidad y en la fase Escorpio se lleva esa dualidad a sus más profundas raíces. Ese conocimiento nos sirve para distinguir lo psíquicamente propio de lo ajeno, para discriminar y diferenciar lo objetivo de lo subjetivo, para reconocer nuestra propia emoción y deseo de los que proyectamos en otras personas, sobre todo en la pareja. El desarrollo del ego está vinculado al desarrollo de la ciencia, es decir, de la conciencia objetiva, y tanto el uno como la otra son necesarios en el proceso de crecimiento del ser humano y de la sociedad. Pero éste es sólo un paso del proceso, más allá de él la conciencia vuelve a ser unitaria, lo propio y lo ajeno, lo subjetivo y lo objetivo, mi emoción y la del otro, vuelven a estar unidas. Sólo desde esta conciencia de unidad se puede controlar que la fase agresiva de Escorpio sea constructiva.

Las religiones siempre han promovido y respetado la conciencia de unidad utilizando distintos ropajes verbales. La vivencia de esa unidad la tiene el feto en el seno materno, cuando todavía no se ha producido la separación ni la conciencia. En el seno materno todo es habitualmente paz, armonía y serenidad. Por ello volver a desarrollar la conciencia de unidad para superar la neurosis, ansiedad y agresividad de la fase de desarrollo dual (la fase Escorpio), implica "practicar" todo aquel tipo de emociones y "virtudes" que siempre han preconizado las religiones. Pero ya no es una cuestión de "ser gratos a los ojos de Dios" -actitud dependiente y supersticiosa del beato habitual; es, por el contrario, una cuestión de supervivencia y desarrollo. Dios ya no es una imagen externa a nosotros a la que adoramos o pedimos cosas, sino una imagen a desarrollar interiormente, y es ese desarrollo interior el que nos dará las cosas que "le pedimos a Dios", algo que parece difícil a primera vista pero, en cuya tarea ya se ha interesado la psicología.

 

El proceso que va desde la conciencia dual a la conciencia unitaria es tan natural para el crecimiento humano como lo es, en otros aspectos, la pubertad. Este proceso pertenece a una fase posterior del desarrollo humano y en él estamos todavía implicados como especie. En este proceso parece que la sociedad humana está llegando actualmente a un paroxismo en la fase de la conciencia dual produciendo desgaste, enfrentamiento y violencia sin fin al servicio de una ideología de competitividad y egotismo llevada a sus extremos. Sólo es posible controlar constructivamente esta fase dual del desarrollo desde la conciencia integrada de la fase unitaria. Sólo desde esta conciencia integrada uno puede contemplar la conciencia dual como una fase del desarrollo y encauzarla dentro de sus límites precisos. En este desarrollo nos va nuestra vida y la permanencia de la sociedad humana y nuestra vida en la Tierra. Ya no es una cuestión "religiosa" de ser mejores para "ganar el cielo", es una cuestión de vida o muerte como especie y como individuos.

 

cultura que los tomarà, copio un artìculo del Astrològo Sinesio Rodenas.
 
 

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