SATURNO

SATURNO

 

Simboliza la muerte imprescindible antes de nacer a otro plano, la consciencia del tiempo y de la fugacidad de las cosas en medio de los cuales se precisa elegir entre dejarse arrastrar por las fuerzas exterminadoras o renacer a otra existencia donde la muerte no exista. Significa el desierto donde volver atrás ya no tiene sentido ni se puede pues toda esta huella ha desaparecido pero seguir adelante implica atravesar toda la vastedad completamente solo. Como tal expresa la ley del enfrentamiento consigo mismo, con los propios abismos interiores, con la soledad radical y la noche absoluta donde únicamente la meditación puede iluminar débilmente los principios. En este sentido Saturno ha sido asociado siempre a las pruebas, a la profundidades, al tiempo ilimitado dentro de lo sin límite, al inicio del camino que no es ya de este mundo, y por eso es representado como un reloj de arena que se invierta como jugando con la eternidad; y también se le representa con un esqueleto caminando con su guadaña como para indicar que no se trata de la muerte que inmoviliza y aniquila.

 

Saturno representa la revelación de la eternidad accesible, la aparición del desierto o las montañas de Zaratustra. Es la revelación de la existencia del Hombre Superior, es la transmisión de ese conocimiento preciso que ya no es fácil de comunicar a los demás por lo cual aparece el silencio, el retiro y la soledad del Ermitaño. Es la revelación de la deformidad, de la imperfección humana frente al Hombre Superior que cada quien está destinado a ser. Parece locura el que Diógenes camine con su linterna encendida buscando un hombre a plena luz del día, pero Diógenes alude al simbolismo del Arcano “El Ermitaño” del Tarot.

 

Con Júpiter aparece el Maestro, pero el Maestro es únicamente la evidencia de que el Hombre Superior existe y que cada buscador tiene que realizarlo en sí mismo, y, al parecer Saturno aparece la revelación del Discipulado, del seguimiento de una conducta estricta, definida: la aparición de la RESPONSABILIDAD, de la META, de la MISION ESPECIFICA. Es entonces que aparece Satanás en el desierto, es decir, el símbolo de todos los actos, de todas las experiencias vividas, de todas las miserias y mentiras que se levantan para gritarle al Ermitaño, para burlarse de su pretensión, y entonces los anhelos de lanzarse a todos los vicios crecen con la misma fuerza, a la par con los anhelos de renacer definitivamente. Por ello Saturno es la revelación del Dragón mitológico al cual hay que cortar las siete cabezas para poder seguir el Sendero.

 

Dentro de la tradición se indica que Saturno se hace presente en el primer mes del desarrollo embrionario.

 

La tradición de la Ciencia Yoga relaciona a Saturno con la suprarrenal izquierda y con el chakra Mulahadara. Mulahadara es “el centro residencial de todas las sensaciones, es aquí donde hay que principiar la eliminación de los vicios, de las pasiones y hasta de los más simples apegos terrestres.  Verdadero almacén de deseos, este chakra con su iluminación proporcionará, el primer paso a la liberación, la cual se puede obtener muy rápidamente una vez que este centro esté bien desarrollado, pero como en todas las cosas el primer paso es costoso”. Es Mulahadara el más difícil de poner en movimiento. (Yug Yoga Yognismo, una Matesis de Psicología, Dr.  Raynaud de la Ferriere, Editorial Diana, México, pág. 258).

 

Es por todo ello que Saturno está asociado a la soledad, al desamparo, el discipulado, los trabajos difíciles y penosos, la piedra bruta, el plomo, el desierto, el silencio, la oscuridad, el negro, la tristeza, la meditación, la profundidad, la metafísica, la lógica extremadamente rigurosa, la abstracción pura, las matemáticas, la numerología, todas las posibles combinaciones de los números y las figuras geométricas, la arquitectura, los túneles, las cloacas, la mendicidad, los monjes ermitaños, los sanyasines, los nazarenos, los faquires, los huérfanos, los enclaustramientos, las cárceles abandonadas de todo cuidado, los basurales, los eruditos que convencen a todo el mundo pero jamás a sí mismos, las demoras, las molestias, el escepticismo, la autodestrucción, el masoquismo, la frialdad, el vacío, el vértigo, la vejez, la misantropía, la timidez, el pánico, la malicia, la lujuria, la avaricia, la santidad, la castidad, la negligencia, el desdén y el desprecio, la astucia, la mentira genial, la falsedad desproporcionada, la capacidad para ocultar los sentimientos, la cristalización de los objetivos después de mucha demora, la perseverancia, la paciencia, los esquelético, la piel seca, la introversión reconcentrada, la frialdad, la venganza, la dificultad en el desplazamiento, los conventos, lo mineral, los asilos, el dolor que se disimula, la vergüenza, los reclusos, la amargura, el desdén por la vida, el conocimiento profundo de la naturaleza humana, la obstrucción en todo sentido, los diplomáticos encumbrados dedicados a tareas viles, el espionaje, la literatura terrorífica, la deducción impecable aunque lenta, los velorios, la risa fuerte y monótona, el sufrimiento purificador, Job en el estercolero, etc.

 

Saturno, la cruz sobre el semicírculo muestra a la materia que con sus limitaciones se sobrepone al alma.  

 

Bibliografía: Germán Rosas y La Llave de los Astros

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